Cuando llegué aquí el sábado al seminario, conocí a buenísimos compañeros que en su momento entraron -como yo- practicando una actividad física constante que, por circunstancias de tiempo e indisponibilidad, fueron abandonando. Esto sinceramente me desanimó. Ya me veía yo renunciando al hecho de correr, y volviendo a adoptar esa constitución fofa y en baja forma que marcó mi infancia, y perdiendo la oportunidad de disfrutar superando kilómetros, alargando distancias, sudando a chorros... "Bien empezamos" me dije. Y me desanimé un poco.
Pero el pasado jueves tuve la suerte de entablar conversación con otro gran compañero de 5º curso. Él también disfruta corriendo, y ya planeamos esa misma noche, hacer un circuito dentro del Seminario. Yo ya llevaba mis 14 kilómetros de por la mañana, pero eso no importaba.
Correr solo tiene sus ventajas. Permite explorarte, ahondar, conociendo tus límites y marcándote metas más allá de lo que es una competición atlética. Hablas cara a cara con Dios, como si el corriera contigo. Esa sensación no tiene precio.
Pero correr acompañado es también algo impresionante: para empezar, te enriquece. Te permite compartir cómo eres, con sinceridad, sin una careta. El acto de correr genera esa misma sensación de afectividad y confianza que hace tomar una cerveza con unos amigos. Aprendes mucho de la otra persona e incluso de ti mismo.
Ricardo de la Vega, psicólogo, lo deja claro: "Los datos dicen que si te has iniciado en esto de correr y en las carreras populares con otros, persistirás más tiempo que si lo has hecho solo. Correr es, indudablemente, una actividad solitaria. Quiero decir, nadie lo puede hacer por ti…, no hay un balón que tú, fino centrocampista, pases al extremo para que corra él. Aquí el esfuerzo lo tiene que hacer cada uno para llegar a la meta. Pero cuando llegas, te vas a tomar una cerveza con tus compañeros con los que entrenas, o llamas a tu familia… es decir, correr aporta un factor integrador, socializador, definitivo".
Y concluye que "en efecto, la tentación de dejarlo está siempre ahí", y muchos sucumben y han sucumbido a ella. "Pero hay hasta cuarenta y cincuenta motivos por los que la gente corre. (…) Y así una lista de factores que, como los diez mandamientos, se pueden resumir en dos: socializar y, sobre todo, superarse".
Como marca la sociología, "el hombre es un ser social": Irremediablemente. De todas formas, aunque anoche también repetimos (7 Km a trote suave, hasta las 23:30), esta mañana me veo obligado a madrugar porque hoy me tocan 12 Km. Ni más ni menos. A las 6:40 en la puerta y en el minuto 3, ya me dio un temible "apretón" que viene a ser una realidad bastante incómoda, y que te acompaña y te estresa durante todo el recorrido. Yo aguanto, y recuerdo que ya me pasó otra vez corriendo con Nico. Que mal lo pase, pero también lo que nos reímos contando circunstancias parecidas a las que te enfrentas corriendo. Aguanto, lo ofrezco, y sigo hacia adelante. Y como es sábado todavía temprano, las calles están todavía llenas de jóvenes algo bebidos. Todos me miran asombrados, otros riendo, de ver a un "pringao" corriendo a esas horas. Yo sonrío y sigo. Y aunque me cuesta, consigo cumplir mis propósitos: los 12 Km en 58 minutos.
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