martes, 24 de enero de 2012

El día después


Hoy he tenido examen. Filosofía antigua ni más ni menos. Platón, Aristóteles, Plotino y el resto de peña greco-romana, africana y lo que caiga. He salido contento, la verdad. Me ha salido mejor de lo que esperaba. Y para celebrarlo -y como tenía planeado- he salido a correr. Unos siete kilómetros. No tenía tiempo para más, si quería estar aquí para la comida, claro. Además, ya ayer -para despejarme un poco del estudio- corrí diez kilómetros. Así también medio-celebraba mi 30 cumpleaños. Corriendo.

Voy a intentar volver a mi ritmo de correr todos los días. Aunque sean siete, cinco o tres kilómetros. Me sienta muy bien. No sólo para reducir la barriga-cervecera, sino también para el estado de ánimo, disfrutar del buen tiempo que Dios nos regala, y sentirle (a Él) presente en tan buen rato.

Cuando hoy empecé a correr hice un pequeño recorrido de como ayer aconteció mi cumpleaños. En la Misa de la mañana, pidieron por mi (mi compi Maikel). Al mediodía llevé al comedor un par de tartas de whisky (del Maskom, marca alteza... barato barato) para celebrarlo. Y por la tarde cuando ojeé mi facebook lo tenía lleno de felicitaciones de muchos viejos amigos. Algunos hace siglos que no los veo, pero no dudaron en acordarse de mi. Y también muchos nuevos. Fue muy buen día, en el que no paré, más que nada porque estaba estudiando todo el rato.

Ya llevo un par de kilómetros. Cuando pase el kilómetro 3, daré media vuelta. También recuerdo que recibí una felicitación en mi correo electrónico, de Loly -ella suele seguir mi blog-, una de las que viven en Colichet, el centro de Caritas donde ejerzo mi pastoral. Me hizo mucha ilusión. Ella, con su enfermedad, es muy serena y muy lista. Es una gran persona de la que aprendo mucho.

Kilómetro 3. Media vuelta. Esta tarde empezaré ya a estudiar latín. El viernes me examino de Latín I. Buf... otra vez repasar las declinaciones, y memorizar pronombres y verbos. Me consuela que en un par de semanas, terminamos los exámenes.

Ya voy llegando. Subo, y me ducho rápidamente. Cuando bajo al comedor, me entero por el vicerrector que un joven claretiano ha fallecido hoy. Yo no le conocía personalmente, pero uno de mis compañeros sí. Incluso hace un par de meses me enseñó un video en el que aparecía. Era muy joven, creo que 25 o 26 años. Y le habían diagnosticado cáncer en la glándula suprarrenal. En el video, el joven Ildefonso demostraba la paz con lo que estaba afrontando.

En definitiva, el transcurso de la vida es más rápido de lo que imaginamos. Y hay tanto que todavía tengo que aprender. No importa que tenga 30 años. Nunca se es demasiado joven para aprender de la vida y de la de los que nos rodean y forman parte de ella.

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