martes, 15 de mayo de 2012

Mi Navaja de Ockham

Éste es el nombre que se le da al principio establecido por William de Ockham (s. XIV), que postula que no deben multiplicarse los entes sin necesidad. En otras palabras: desprénderse de las cosas y actividades que sobran. Digamos que a lo largo de este curso he rasurado con frecuencia tanto mi horario de actividades como las cosas que utilizo, a fin de hacer más cómodo y más útil mi día a día. Y en mis actividades deportivas, hice demasiados "recortes". 

Después de la marathon, al no contar con un proyecto próximo, me desprendí de controlar la velocidad y la distancia recorrida. También reduje el número de actividades musculares. Y, al no tener ningún plan de entrenamiento, ya no corría todos los días. Consecuencias: "economicé" demasiado. Y de la misma forma que lo he ido notando en mi organismo y mi constitución física, he ido viendo como el reducir o prescindir de otras actividades, han dejado mella en mi. Por eso mismo, hace ya casi un mes que estoy -progresivamente- recuperando mis actividades deportivas en sentido pleno. Y con ello, la alimentación. Hoy he dado un gran paso: me he llevado (después de mucho tiempo) el runkeeper, que me indica cuánto y cómo de rápido he corrido. Y los resultados han sido gratificantes. El esfuerzo de las últimas semanas ha valido la pena. Casi vuelvo a mi ritmo original. Casi diez kilómetros. En poco más de 45 minutos. 

Y así en lo demás: desde la Cuaresma, mi proximidad a Cristo se ha intensificado. La navaja había rasurado en mi relación con Él: yo había convertido mis actos de piedad, mi oración e incluso la Eucaristía en pura rutina. En un segundo plato. Mi atención se fijaba en los estudios, en las actividades de pastoral, en mi relación con los demás. Sin darme cuenta que todo eso gira en torno a mi vocación, y con ella, mi relación con Dios. Y de ahí, la Eucaristía. Y la Oración. Y, en pocas palabras, mi vida entera. Una vez que eso se recupera, todo cambia. Y mientras corro por la Malagueta, también me anima que ya huele a verano. Las playas repletas. La gente pasea, se da un chapuzón y toma el sol. El sol pica, pero la temperatura no es demasiado alta. Una gozada.

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