miércoles, 7 de diciembre de 2011
¡¿Y ahora qué?!
La noche antes me comían los nervios. Tenía apetito, pero no tenía ganas de dormir. Estaba agotado, pero no conciliaba el sueño. Teníamos ensayo de teatro, pero no pude estar nada más que hasta las 22,30 porque tenía conciencia de que debía descansar. Y poner en orden las canciones que llevaría en mi shuffle. Estaba preparado para, al menos, intentarlo.
Hasta las 4:30 no consigo coger bien el sueño, y a las 6 ya está sonando el despertador. Me pongo en pie: me esperan, por el momento, prepararme dos cafés rápidos, con cereales extra-azucarados, de estos con energía tipo Frosties, pero del Mercadona. Saben igual… Y a las 6 de la mañana, no noto la diferencia. Inmediatamente empiezo con los laudes. Y el Rosario. Hago unos minutos de oración con el Evangelio del día: es la parábola del pastor que deja 99 ovejas para buscar la que se ha perdido. Me conforta: Él, Cristo, ahora también va a correr conmigo. No me dejaría solo. Nunca me ha dejado solo. Y salgo deprisa: mi entrenador y su mujer me esperan con el coche: ¡a la maratón!
Nico no participa: él sigue su propio plan de entrenamiento. Pero él nos va a acompañar unos kilómetros y seguirnos. Me da un último consejo: "es tu primera maratón. No intentes conseguir superar tu velocidad o hacerlo en menos tiempo: muchos así acaban dejándolo antes de terminar". Buf, cuantas veces he pecado de eso: de intentar pedirme más de lo que puedo, y acabar agotado antes de conseguir mis objetivos. El premio no se lo lleva el ser mejor que otros, sino la constancia. Así que cambio mi chip: no voy a participar en una maratón, ¡voy a disfrutarla!
Quedan unos minutos. Patri dice que ella va a seguir constantemente su ritmo de un kilómetro cada seis minutos. Genial. Yo iré a su ritmo también. Así voy acompañado: eso lo hace más llevadero, y serán 42 kilómetros. Ha llegado el momento… ¡A correr!
Empiezo a correr y, como no, empiezan a asaltarme las dudas: ¿podré hacerlo? ¿aguantaré? ¿qué pasará si a mitad de camino me da un bajó y complico el ritmo de Patricia? En ese momento salta una canción en mí iPod: "I always know where you are". Es de una banda sonora poco conocida, pero la letra es preciosa. Y viene a decir que pase lo que pase, él va a estar ahí, y sabré dónde está. Aunque no es de fondo religioso, yo siempre la interpreto a mi manera. Jesús me va a acompañar. Él se ha comprometido a venir conmigo, ya no tengo nada que temer. Lo mismo que cuando entré en el Seminario. Igual que cuando me independicé. De la misma forma que cuando empecé a trabajar, me saqué el carné de coche o cuando empecé a estudiar después del accidente. Él estuvo allí y ya no siquiera se lo agradecí. Ahora debo hacerlo: me santiguo. Queda raro santiguarse cada dos kilómetros, pero yo lo hago. Así le demuestro que le siento cerca.
Nico nos acompaña. Nos da muchos ánimos, continuamente pregunta cómo estamos. Lo estamos haciendo muy bien. Los primero 16 kilómetros se me pasan volando. Casi ni me lo creo. Él nos deja, y dice que nos esperará en la meta. Nosotros seguimos. Afortunadamente, en el camino no deja de haber voluntarios del Ayuntamiento que nos facilitan agua y aquarius cada dos o tres kilómetros. Es esa mano amiga que da ánimos. Y tenemos público en las aceras que nos gritan que podemos: me siento grande. Y estoy disfrutando. Increible. Hemos pasado los 21 kilómetro de la media maratón y ni me he dado cuenta. Ya estamos en el 22.
Sigo corriendo. Mi cuerpo empieza a resentirse. Sobre todo porque la tarde que me espera no será de descanso: es limpieza, puesta en orden, teatro… buf… Pero no dejo que eso me altere. Yo puedo seguir. Lo primero es lo primero: además, a lo mejor mis compis del seminario tienen el detalle de darme la tarde de descanso (ingenuo que es uno).
Kilómetro 30. Sigo bien. ilusionado. Lo paso pipa. Patri ya me advierte: lo duro empieza en el kilómetro 35. Le creo. Aunque llegamos y sigo bien. Las piernas las medio siento, pero puedo seguir, incluso ir más rápido. Suena en mi mp3 "How to save a life" de "The Fray". Me encanta. Es de un amigo que intenta ayudar a su otro amigo a que cambie, pero sabe que así va a perderlo, pero debe hacerlo: es su obligación. Eso pasa muchas veces: nos cuesta, porque nos duele ser sinceros, tomar el camino correcto, especialmente si así perdemos amigos. El cantante reza "Pray to god He hears you".
Kilómetro 36. Un par de parejas que nos habían adelantado en el kilómetro 20 ahora están detrás nuestra. Eso demuestra que el ritmo que llevamos es genial.
Lo difícil llega en el kilómetro 39. Ese último kilómetro me ha sido algo eterno. Todo me pesa. Mi cuerpo, mi ropa. La gente que da ánimos preferiría que no estuviera. Lo siento por Patri, pero en este momento seguiré solo. Acelero. Quiero terminar lo antes posible. Eramos muchos los que empezamos, pero ya no hay tanto bullicio. Muchos han desistido a la mitad, unos por cansancio, otros siguen pero andando, otros están tirados en el suelo. Y no pueden ni mover las piernas. Gracias a Dios yo estoy bien. Y llego ya a la meta. Casi ni me lo puedo creer. En el Estadio hay público que grita dando ánimos desde lo alto: "¡rubio, ya llegas! ¡rubio, ya lo has hecho!". Imagino que es a mi, porque soy el único que está entrando en ese momento.
Me dan una camiseta, una medalla y una coca cola, y agua, y fruta. Lo he hecho en 4:16. Ya lo he hecho. Justo en ese momento salta a mi mente una pregunta… ¿y ahora qué? ¿todo termina aquí? he cumplido mi objetivo. He sido capaz de hacerlo: he corrido una maratón. Sin problemas. Por eso respondo al ¿y ahora qué? con una clara determinación: seguir entrenándome. Lo puedo hacer mejor y lo haré. Y puedo hacer mucho más., y más cosas. He disfrutado como un enano, y lo seguiré haciendo. ¿Quién dice que no? Miro atrás y veo tantas cosas que yo creía imposible en mi vida, y ahora están cumplidas. Puedo correr una ultramaratón, hacer más deporte, y hacer otras muchas cosas con las que sueño, pero me he creído incapaz. Al "¿y ahora qué?" soy tajante: ¡Esto no ha hecho más que empezar!
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Enhorabuena Dani ! Lo has conseguido !
ResponderEliminarYa me gustaría a mi tener tanta voluntad ! A ver si yo también consigo lo que me he propuesto ... ! Tocar el piano ! :)
P.